Si colocas 32 metrónomos sobre un objeto estático y rígido y
los pones a funcionar desincronizados entre ellos, se quedarán así
indefinidamente. Pero si los colocas sobre una superficie móvil, algo realmente
interesante e hipnotizador sucede.
Los metrónomos de este vídeo son un ejemplo del segundo
caso. La energía del movimiento de uno de los metrónomos afecta al movimiento
de todos los demás metrónomos de su alrededor, mientras que la energía del
movimiento de todos los demás metrónomos afecta al movimiento de nuestro
metrónomo original. Toda esta comunicación ínter-metrónomo es facilitada por la
tabla sobre la que descansan, que hace las funciones de intermediario
energético entre todos los metrónomos colocados sobre ella. Los metrónomos de este
vídeo (en realidad son sencillamente péndulos) están abocados a sincronizarse.
La matemática y la física detrás de la sincronización de metrónomos es de hecho relevante para gran variedad de fenómenos científicos, incluyendo la propagación del sonido y la conductividad
térmica. Para una
explicación más detallada sobre cómo funciona y sobre cómo realizar el
experimento tú mismo, echa un ojo a este vídeo del físico Adam Milcovich, en
inglés.
click aquí si no funciona el video
REFLEXIÓN
En un sentido metafórico los metrónomos seríamos cada uno de nosotros pertenecientes a un grupo, en el que la superficie en la que se apoyan sería aquello que nos hace trabajar en equipo y obtener ciertos beneficios conjuntos, siendo el ritmo que marca cada metrónomo nuestra aportación a este trabajo.
Por tanto si la superficie en la que estuviésemos fuese rígida, es decir sin ninguna relación entre los miembros de ese grupo, no obtendríamos nada, al igual que si alguno de los metrónomos no marcase el ritmo que marca el resto o tan siquiera un ritmo, un sonido..., es decir no aportase nada , no existiría ni siquiera un grupo, y mucho menos un objetivo conjunto.
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